El 91% de los pilotos de avión ha sufrido ilusiones ópticas: estas son las más comunes

Aunque no reparemos mucho en ello, las ilusiones ópticas son un fenómeno cotidiano. Estamos en un vagón a punto de arrancar y vemos cómo se mueve el tren de al lado. ¡Pero no, es el nuestro el que acaba de ponerse en marcha! Nuestro cerebro se ha confundido sin mayores consecuencias, pero ¿qué pasa si le ocurre a alguien que tiene una profesión de riesgo?

Investigadores españoles han publicado una recopilación de artículos sobre las ilusiones ópticas más frecuentes que sufren los pilotos. Según recogen de estudios previos, al 91% le ha pasado alguna vez. "La luminosidad y las condiciones meteorológicas suelen ser las responsables de estos fenómenos que pueden llevar a la desorientación", comenta a Teknautas Miguel Ángel Sánchez Tena, investigador de la Universidad Europea y uno de los autores del trabajo.

Una de las ilusiones ópticas más habituales que se citan es la variación del ancho de la pista. Las luces que se colocan a ambos lados son una referencia importante en operaciones de noche o con poca visibilidad y los pilotos suelen estar acostumbrados a unas dimensiones estándar, pero cuando éstas son más amplias pueden tener la sensación de estar volando más bajo y, al contrario, si son más estrechas, creen que la distancia hasta el suelo es mayor. Además, puede haber una cierta pendiente positiva o negativa que lo complique todo aún más a la hora de aterrizar.

No obstante, este tipo de situaciones se resuelven sin consecuencias. El 80% de la información necesaria para pilotar llega a través del sistema visual, pero hoy en día cualquier tipo de avión cuenta con abundante instrumental y los pilotos saben que deben fiarse antes de la tecnología que de sus propios sentidos. Aun así, el estudio recoge estimaciones que indican que alrededor de una quinta parte de los accidentes podrían estar relacionados con algún tipo de ilusión óptica o desorientación.

Aunque no reparemos mucho en ello, las ilusiones ópticas son un fenómeno cotidiano. Estamos en un vagón a punto de arrancar y vemos cómo se mueve el tren de al lado. ¡Pero no, es el nuestro el que acaba de ponerse en marcha! Nuestro cerebro se ha confundido sin mayores consecuencias, pero ¿qué pasa si le ocurre a alguien que tiene una profesión de riesgo?

Investigadores españoles han publicado una recopilación de artículos sobre las ilusiones ópticas más frecuentes que sufren los pilotos. Según recogen de estudios previos, al 91% le ha pasado alguna vez. "La luminosidad y las condiciones meteorológicas suelen ser las responsables de estos fenómenos que pueden llevar a la desorientación", comenta a Teknautas Miguel Ángel Sánchez Tena, investigador de la Universidad Europea y uno de los autores del trabajo.

Una de las ilusiones ópticas más habituales que se citan es la variación del ancho de la pista. Las luces que se colocan a ambos lados son una referencia importante en operaciones de noche o con poca visibilidad y los pilotos suelen estar acostumbrados a unas dimensiones estándar, pero cuando éstas son más amplias pueden tener la sensación de estar volando más bajo y, al contrario, si son más estrechas, creen que la distancia hasta el suelo es mayor. Además, puede haber una cierta pendiente positiva o negativa que lo complique todo aún más a la hora de aterrizar.

No obstante, este tipo de situaciones se resuelven sin consecuencias. El 80% de la información necesaria para pilotar llega a través del sistema visual, pero hoy en día cualquier tipo de avión cuenta con abundante instrumental y los pilotos saben que deben fiarse antes de la tecnología que de sus propios sentidos. Aun así, el estudio recoge estimaciones que indican que alrededor de una quinta parte de los accidentes podrían estar relacionados con algún tipo de ilusión óptica o desorientación.

Los pilotos saben que deben fiarse antes de la tecnología que de sus propios sentidos

Lo que vemos no depende sólo de nuestros ojos, sino también de cómo procesa el cerebro los diferentes elementos de una imagen, como la forma, el color, el movimiento y la profundidad. A veces se ve obligado a completar la información y ahí es cuando nos hace ver cosas extrañas. "En nuestra percepción podemos recibir información contradictoria, pero tenemos que dar una respuesta, es como si el cerebro se enfrentase a una pregunta tipo test y necesitara marcar una opción y seguir adelante", señala Sánchez Tena.

La lista de posibles casos es larga, aunque algunos son poco frecuentes: hay circunstancias meteorológicas, como la lluvia, que distorsionan las luces; las vibraciones en cabina propician ver imágenes borrosas; la falta de luminosidad y de referencias en un aterrizaje nocturno lleva a una ilusión conocida como "agujero negro"; la velocidad hace que un objeto estático del exterior parezca en movimiento; y cuando dos objetos de fuera parecen moverse de forma dispar es probable que sólo uno de ellos lo esté haciendo, pero desde el avión no siempre se puede adivinar cuál es.

Las percepciones más increíbles

Entre los fenómenos más increíbles está la percepción de estar volando al revés, que puede ocurrir en situaciones nocturnas surcando los cielos a tanta altura que se atisba la curvatura de la Tierra mientras la Luna ofrece una gran luminosidad.

También resulta curioso el llamado "horizonte falso", que puede ocurrir por tomar como referencia nubes que tengan una ligera inclinación. Otra versión de este fenómeno es cuando los pilotos creen que el horizonte es la línea de separación entre el mar y la costa, algo que puede suceder con meteorología adversa.

Sánchez Tena y sus colaboradores han encontrado estas situaciones en artículos basados principalmente en testimonios de experiencias reales, aunque también hay trabajos realizados con simuladores. Tras esta primera aproximación, los investigadores llevarán a cabo ahora un estudio piloto –no es un chiste– a través de cuestionarios a profesionales de la aviación. Su objetivo es saber realmente en qué medida son habituales cada uno de estos fenómenos y a qué se deben.
Formación específica

Ignacio Alemany, piloto de transporte militar, asegura que, al contrario de lo que pueda parecer, "las ilusiones ópticas son mucho más frecuentes durante el vuelo que en las operaciones de despegue y aterrizaje". En cualquier caso, tienen tanta importancia que en el periodo de formación se incluye un entrenamiento específico sobre estas cuestiones y posteriormente se siguen revisando de forma periódica como parte de los reconocimientos médicos.

Además de las percepciones visuales erróneas, se trabajan otro tipo de sensaciones. "Pasamos por un simulador de ilusiones ópticas y por otro de desorientación espacial que afecta al oído interno, de manera que los movimientos nos provocan mareos, tenemos la sensación de estar en otra posición y tenemos que reaccionar", señala.

En vuelos nocturnos lo normal es que no veas nada fuera

Ante cualquiera de estas circunstancias, la consigna es tener en cuenta lo que marcan los instrumentos del avión –muy fiables y siempre presentes por duplicado– antes que hacerle caso a los propios sentidos. "En vuelos nocturnos lo normal es que no veas nada fuera" y lo mismo sucede en situaciones de niebla y atravesando nubes. De hecho, tras el despegue se podría completar la trayectoria sin mirar por la ventana salvo en el momento de aterrizar. No obstante, ya hay sistemas de aterrizaje automático, aunque de momento no permiten rodar por la pista hasta detener la aeronave.

Al margen del respaldo tecnológico, "también hay que tener en cuenta que casi todos los vuelos son politripulados, salvo en los cazas, y es muy difícil que estos problemas afecten a más de un piloto a la vez", destaca Alemany.

Referencias y cálculos

"En la percepción hay dos elementos clave, los puntos de referencia y los cálculos que realizamos a partir de ellos", explica Conchi Lillo, investigadora del Instituto de Neurociencias de Castilla y León especializada en el sistema visual. Aunque no ha participado en este estudio, suele hablar de ilusiones ópticas en sus conferencias divulgativas.

"No me gusta decir que nuestro cerebro nos engaña, porque es justo lo contrario, intenta ayudarnos con la información que tiene aunque no disponga de los recursos necesarios para entenderla. Lo que sucede es que busca referencias y tiene que elegir", afirma.

La perspectiva y otros elementos de contexto pueden hacer que veamos un objeto más grande o más pequeño de lo que es en realidad. Además, cuando hay movimiento todo se complica y se hace indispensable contar con puntos de referencia que nos ayuden a interpretar lo que vemos.

Sin embargo, al pilotar un avión, "muchas veces no existen no existen esos referentes por circunstancias como la niebla o la lluvia". Por otra parte, el estrés de una actividad tan exigente también puede estar relacionado con los errores que comete el cerebro bajo presión tratando de interpretar determinada información.

Otro problema son los objetos que parecen moverse cuando en realidad no lo hacen. "Esto tiene que ver con el peor procesamiento de la información que tiene nuestra retina periférica y los pilotos usan mucho esa visión", comenta Lillo.

Quejas a controladores aéreos
En ese sentido Luis Merino, controlador aéreo que trabaja en Maastricht, habla de la distancia lateral de los aviones que van en ruta, por encima de los 25.000 pies (más de 7.600 metros). "He tenido quejas de pilotos diciendo que había otros aviones más cerca de lo que de verdad estaban, pasaban a cinco millas de distancia y a ellos les parecía mucho menos", comenta.

He tenido quejas de pilotos diciendo que había otros aviones más cerca de lo que de verdad estaban

Cuando esto ocurre, "solemos pasarles la información y la posición del tráfico y, si hay tiempo, les explicamos la situación, aunque a veces no se puede". Si aún así no están de acuerdo, se realiza un informe y se investiga.

No obstante, la mayoría de las ocasiones en las que un piloto dice haber visto cosas raras no tienen nada que ver con falsas percepciones y se puede encontrar una fácil explicación. "Hemos tenido informes de pilotos diciendo que ven luces, a veces son incendios o fuegos artificiales y, últimamente, gente jugando con láseres apuntando a los aviones, algo que está prohibido", indica.

Fuente: elconfidencial.com

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